Guardacostas libios vs. ONGs: Italia y la Unión Europea (UE) han escogido a sus aliados

Comunicado conjunto Migreurop, EuroMed Rights y FIDH

Desde finales de 2016, Italia – con el apoyo de la UE –-inició una doble estrategia para acabar con la llegada de las personas migrantes en el Mediterráneo central: criminalizar las iniciativas de socorro ciudadanas y convertir, de nuevo, a Libia en el gendarme de Europa. Estas dimensiones se acentuaron a lo largo de 2017 con la imposición de un “código de conducta” para las ONGs y el secuestro de los barcos de las organizaciones recalcitrantes. Al mismo tiempo, barcos militares italianos fueron desplegados en las aguas territoriales de Libia, quien por su parte declaró unilateralmente su zona de investigación y socorro prohibida a barcos extranjeros no autorizados, y en específico a los barcos de las ONGs.

A lo largo de los últimos días, esta doble estrategia ha ido un paso más allá. El 15 de marzo de 2018, la ONG española de socorro en alta mar Proactiva Open Arms, realiza múltiples misiones de socorro en las aguas internacionales a lo largo de la costa libia. La ONG es contactada por los guardacostas de Trípoli quienes le ordenan el traspase de las personas socorridas a uno de sus barcos. Conociendo la privación de libertad y la crueldad de las que son víctimas los y las boat people llevado/as a Libia, la tripulación rechaza entregarlas. Tras horas cargadas de tensiones durante las cuales, los guardacostas libios, armados, amenazan a la tripulación de Proactiva Open Arms, los primeros deciden retirarse. La ONG española se dirige entonces hacia Italia para desembarcar con urgencia a las 216 personas socorridas, recibiendo la orden de desembarcar a los y las exiliadas en Pozzalo (Italia), para ser llevadas al hotspot. El 19 de marzo, el procurador de Catania ordena la inmovilización del barco en el puerto y procede a su retención. Tras el rechazo por parte de la tripulación de traspasar las personas socorridas a los guardacostas libios, se abre una investigación y tres miembros del equipo son encausados, al parecer por “asociación criminal con miras a facilitar la inmigración clandestina”.

Si las ONGs de socorro en alta mar molestan tanto, es porque constituyen el último obstáculo que impide a los guardacostas libios la intercepción de las personas migrantes con total impunidad, y porque permiten atestiguar la suerte reservada a aquellas personas que escapan del infierno libio. Financiando [1], equipando y coordinando las actividades de los guardacostas libios para que devuelvan las personas interceptadas hacia violencias físicas que, algunos dirigentes europeos han calificado, cumbre de la hipocresía, de “crímenes contra la humanidad” [2], estos últimos se convierten en cómplices.

Con la intención de parar esta política, las redes Migreurop, EuroMed Rights y la FIDH defienden el respeto del derecho internacional (entre los cuales el derecho de asilo) de la libertad de circulación para todas y todos (entre los cuales el derecho de abandonar cualquier país, incluyendo el propio – artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos), y apoya a quienes son acusadas y acusados de delito de solidaridad.